Ir al contenido 
Menu
Un viñedo-jardín dedicado
a los vinos del Mar
ORIA Punta del Este, UY
-2025-
ROBERTO CIPRESSO
Cuando llegué a Punta del Este, a ese rincón de campo abierto en un lugar llamado Chacras de Las Cañas, sentí algo que no me pasaba desde que pisé por primera vez la tierra de Sicilia.
Es aquí donde nace el proyecto ORIA Uruguay.
Hay una energía antigua en este suelo, un equilibrio sutil entre la sal del mar, el viento y la luz que cambia a cada hora. Es un lugar donde la vid puede hablar en otro idioma, más libre, más fresco… más marino.
Aquí no haremos cualquier vino.
Aquí quiero dar vida a un gran blanco del Atlántico. Un vino nacido de las cepas del mar —esas variedades que alcanzan su expresión más compleja en climas oceánicos— como la Viognier, la Marsanne y la Roussanne.
Cepas nobles, de piel gruesa y alma aromática, que saben esperar el viento y madurar con elegancia bajo cielos cambiantes.
Este proyecto no es solo una extensión de ORIA. Es su reflejo en el sur. Un espejo frente al mar donde la precisión, la emoción y la belleza se encuentran para crear algo nuevo, sin traicionar nunca nuestra raíz.”
— Roberto Cipresso
Agronomía del proyecto
7500 plantas por hectárea.
1kg uva/planta.
Capacidad de producción: 7000 botellas por hectárea.
Altitud: 120 msnm.
Suelo: Aluvionales, con buena presencia de piedras y arena sobre una base arcillosa.
ficha técnica vino "PROLOGO DEL MAR"
Denominación: NA
Capacidad de guarda: 10 años.
Precio Retail: usd 40,00
Costo para el socio: usd 10,00
Formato: Envasado en 0,75 y 1,5 litros
Distancias
Punta del Este: 45 km (40 minuitos)
Aeropeuerto 35km
Buenos Aires: 243km
Caracteristicas de la zona de las sierras de SAN CARLOS - Chacras de las cañas
La promesa del suelo – por Roberto Cipresso
“El suelo de ORIA Uruguay me habló desde el primer momento. Bajo una fina capa de materia orgánica se descubre una estructura franca, rica en arena de cuarzo y hierro. La presencia del cuarzo —translúcido, puro, ancestral— aporta drenaje, luz y energía. El hierro, en cambio, es denso, vital, y otorga estructura, profundidad y una sutil tensión mineral a los vinos.
Esta combinación es extraordinaria. El cuarzo amplifica la expresión aromática y la precisión de las cepas blancas. El hierro, por su parte, imprime carácter, peso y longevidad. Juntos forman un suelo que es al mismo tiempo nervio y alma. Que exige a la vid, pero le recompensa con identidad.
Aquí, guiados por la brisa atlántica y este suelo irrepetible, vamos a explorar una familia de cepas que nacieron cerca del mar y que encuentran su plenitud en estos climas:
Marsanne, Roussanne y Viognier: nobles variedades del Ródano, capaces de dar estructura, complejidad y perfumes exóticos.
Fiano di Avellino, Falanghina y Greco di Tufo: herencia del sur de Italia, con acidez vibrante, salinidad natural y una historia milenaria.
Verdicchio y Role (Rollé/Vermentino): mediterráneos por excelencia, con nervio, frescura y recuerdos de piel cítrica.
Albariño, Verdejo y Macabeo: herencia ibérica, con personalidad, tensión y un lenguaje propio que queremos escuchar en Uruguay.
No todas sobrevivirán. No todas se quedarán. Pero las que logren encontrar en esta tierra su voz verdadera, serán las elegidas para componer el gran vino blanco del Atlántico Sur.”
— Roberto Cipresso
